martes, 20 de octubre de 2015

A veces una frase no es suficiente

Analizando las diferencias que tengo con mi esposa normalmente, encontré que lo que uno dice no es necesariamente lo que los demás entienden, es decir, la comprensión exacta de lo queremos decir depende de muchos factores: el entorno en el cual lo decimos, el momento o la situación emocional de la persona a quien nos dirigimos, el canal o medio por el cual le llega el mensaje a la otra persona, el tono de voz con el cual lo decimos, la explicación de lo que queremos decir, etc. Y aún así tampoco es suficiente porque depende de la idea o interpretación que tiene cada persona sobre cada palabra y sobre el entorno en el que recibe el mensaje. Por ejemplo: cuando yo digo "excelente", fuera del significado del diccionario, para mi significa algo más que buen bueno, sino que también estoy confirmando que las personas relacionadas son dignas de dicha palabra, cuando he participado del proceso como observador, aunque sea mínimo; pero cuando escucho la misma palabra, sólo lo entiendo como bueno cuando lo escucho de alguien que lo dice continuamente, a veces lo entiendo como simplemente bueno cuando el tono con que lo dicen es superfluo, incluso cuando escribo dicha palabra lo hago normalmente como una palabra de felicitación, pero no lo uso en comentarios normalmente. Entonces, si así es con una palabra, me imagino lo que será cuando decimos una frase, peor aún cuando la escribimos, sin tener al oyente al frente viendo el tono o la mirada con la que lo digo, el lenguaje escrito no puede llevar todo el resto de la información, y peor aún si no explicamos lo que queremos decir.
Por eso creo que la mejor forma de decirle algo complicado a un niño es dejando que lo entiendan con ejemplos, tal vez por eso se hizo la Biblia con analogías, hay cuestiones tan complicadas que no basta con una frase sino que hay que describir el entorno del hecho y en palabras que la otra persona pueda entender. Cuando le hablamos a los niños, tenemos que tomar en cuenta que ellos no han tenido muchas experiencias y cada palabra que decimos se traducirá sólo en el contexto que ellos tengan y de acuerdo con lo que para ellos signifique cada palabra. Por eso a veces terminamos de confundir más a los niños que hacer que aprendan, creemos que porque supuestamente ahora se desarrollan más rápidamente, entenderán todo lo que les decimos como lo entendemos nosotros, cuando en realidad no es para nada así.
Es cierto que los niños aprenden más rápido que los adultos el uso de los equipos electrodomésticos en general, pero no es porque sepan de física, mecánica o informática sino porque simplemente es tan intuitivo y lo repiten muchas veces, aprenden con ensayo y error, como cuando aprendemos a caminar, hablar, etc. Nos sorprende mucho cuando usan equipos que para nosotros tienen mucha complejidad y creemos que crecen más rápido que nosotros, que entienden más rápido que nosotros,  que piensan más rápido que nosotros, pero no nos damos cuenta que sólo han cambiado esas actividades repetitivas para aprender otras cosas, ese tiempo que ellos usan para aprender a usar un celular nosotros lo usábamos para entender a todos los bichos raros que encontrábamos en nuestras casas, o en el parque, o cuando mirábamos el cielo no sólo una vez, sino varias veces; y así con otras cosas más. Entonces, sólo es el cambio de un aprendizaje por otro? Creo que en algunos casos sí pero en otros no es así, se está perdiendo las actividades físicas por diversión (sí, los juegos) y se está reemplazando por competición; se están reemplazando las comidas familiares y aprendizaje en familia por el aprendizaje de la internet, cual es el el problema aquí? pues el control de la información que le llega al niño, cuando hay un adulto que controla el contenido es positivo, porque nuevamente, ellos no entienden las cosas como nosotros; se está reemplazando la imaginación y la capacidad de creación por habilidades visuales en exceso con los juegos electrónicos;  y así con otros temas como los sociales y personales.
Qué podemos hacer, pues nuevamente está en nuestras manos, son nuestras decisiones, no es fácil, pero en realidad somos los únicos con la capacidad para ayudarlos en su desarrollo, incluso en el desarrollo de su capacidad de decidir, y que no simplemente sigan lo que dicen en la TV o en internet o en la publicidad, somos los únicos que podemos abrirles los ojos y decirles que tanto dulce y comidas en bolsa hacen daño, que no todo lo que dice la TV, los periódicos o internet es cierto. Los niños que reciban esa clase de explicación, con analogías, con más de una explicación, con interpretación de sus expresiones de duda, sin cansancio porque se nos acabaron las ideas, con cariño; esos niños tendrán más soporte para poder crecer en este mundo tan cambiante y tan complejo, en el que vivimos y en el que deberán sobrevivir ellos.

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