sábado, 18 de abril de 2015

Es un tema de decisión

Desde niño siempre pensé que me iba a enamorar eternamente, que sería algo único y que sería para toda la eternidad...no tuve muchas experiencias como algunos amigos lo tenían pero la verdad no me importaba...esa creencia inicial me hacía sentir que debía ser especial, que no debía desperdiciar la oportunidad de enamorarme y de entregar mi pasión a cualquier chica que se me presentara...era idealista, aún lo soy. Pero por otro lado, era muy tímido con las mujeres, el colegio de hombres me enseñó a sobrevivir en un entorno masculino, en casa todos éramos varones excepto mi madre, así que no tenía muchos entornos donde desenvolverme con el otro género...es más, en el barrio tampoco tenía amigas, tenía que ir al colegio o visitar a mis tíos para poder interactuar con mujeres...así que todo esto no me dio muchas oportunidades de iniciar conversaciones con nuevas personas y menos con mujeres.
Así que si juntamos, el idealismo, la timidez y la poca experiencia de interactuar con las mujeres, ayudó a que este pensamiento de lo especial que debía ser mi relación con mi primera enamorada se afianzara aún más; pero luego, durante la pubertad, tuve algunas oportunidades de conocer a mujeres y me enamoré por primera vez, no fue la mejor experiencia para ambos creo...yo no sabía de los protocolos y era cómodo, no hacía muchos esfuerzos y seguramente por eso no duró mucho. Ya en la segunda vez pude mejorar un poco, pero como no había tenido un feedback de la primera vez no mejoré mucho además de la "labia", así que tampoco funcionó. Antes de que llegara la tercera oportunidad me prometí a mí mismo que sería mi última oportunidad, y no porque no creyera que no tendría muchas oportunidades sino porque a pesar de que no hacía mucho esfuerzo sí me dolían las rupturas, es decir, no hacía mucho esfuerzo porque no sabía que las relaciones de enamoramiento se construyen, no bastaba sólo con gustarse mucho, o con besarse y volar a otra galaxia, era más que eso pero yo no lo sabía. Así que esta vez sí tuve un feedback de mi anterior amor, así que cuando llegó la tercera oportunidad lo di todo hasta donde yo creía, era capaz de dar la vida incluso por algo minúsculo, anteponía a mis necesidades todo lo referente a este nuevo amor, no importaba nada más, claro que tampoco sabía que eso no era amar, aunque en ese momento sí lo creía. En ese momento comenzó mi verdadero aprendizaje del amor, lo primero que ayudó a mantener esa relación era mi promesa de que sería mi última oportunidad, así que cada vez que terminaba la relación (al principio), siempre intentaba de que volviera a funcionar y aprendí que amar era saber escuchar a la otra persona para saber sus necesidades reales, de hecho siempre he sabido escuchar pero qué difícil es hacerlo cuando uno está molesto, triste, rencoroso, dolido, en cada caso fui aprendiendo algo nuevo pues en cada vez tuve que dejar mi orgullo que se acrecienta en esas situaciones y donde prima el egoísmo y donde uno escucha menos a la otra persona aunque diga que sí lo hace; aprendí que justamente en esas situaciones la otra persona se abre más y te dice lo que normalmente no dice así que eso ayuda mucho a conocer a la otra persona y si uno quiere, la relación puede mejorar.
Luego de poner a la otra persona por encima de todo, esperaba que así fuera desde el otro lado también pero no fue así y eso llevó a otra ruptura pero seguí intentando, esta vez no porque creyera que fuese la última oportunidad sino porque entendí y sentí que tal vez mi forma de amar no era la correcta, entonces aprendí algo nuevo, amar no es dejar de quererse y antes de amar a otra persona uno debe amarse a sí mismo primero, eso me llevó a un nuevo nivel, aunque al principio me confundí un poco y era un poco egoísta, luego pude manejarlo mejor y nuevamente la relación pudo mejorar, claro que tuve que esforzarme mucho en cambiar mi mentalidad y entender que el amor es inteligente, amar no tiene por qué ser tonto, eso de amar locamente o tontamente que no te deje pensar se fue yendo poco a poco, fue un proceso largo.
Una vez que pude darme un poco más de importancia, por defecto vino el egoísmo, no en gran medida pero lo suficiente para que mis hormonas controlaran algunas decisiones y entonces aprendí algo más sobre el amor, que con cada acto que uno hace estamos tomando decisiones sobre nuestro amor, por que cada acto nos va llevando por uno u otro camino, es decir, el amor finalmente (como sentimiento mutuo que se desarrolla entre dos personas y que genera sensaciones de felicidad, alegría, seguridad, apego, etc.) es un tema de decisión, uno decide seguir amando con cada acto que realiza y que puede afectar a la otra persona ya sea directa o indirectamente, y cada acto nos puede llevar a enamorarnos más o menos de la otra persona; por eso cuando nos molestamos con la otra persona y hacemos cosas que van contra la relación, en ese momento estamos tomando decisiones y son de desamoramiento, y cuando hacemos cosas lindas cuando queremos reconciliarnos estamos tomando decisiones de enamoramiento, también es lo mismo desde el otro lado pues depende de cómo recibamos las acciones de la otra persona decidimos si queremos enamorarnos más o menos, incluso de lo que pensemos porque ello impacta en la actitud. Entonces puedo deducir que uno puede decidir enamorarse o no de otra persona.
Claro que esta última reflexión funciona en mi caso luego de todo lo ocurrido anteriormente, por lo que creo que es difícil de que funcione en relaciones están comenzando o peor aún, que no hayan comenzado aún, no se puede (o no se debe) decidir amar a una persona si aún no se tiene amor propio, no se conoce lo básico (si sus valores fundamentales congenian con los nuestros) y no se sabe escuchar a la otra persona, si no hay el sentimiento de respeto y cariño, y si no hay una mínima atracción física; creo que son requisitos para poder aventurarnos a decidir amar a una persona. Con todo esto la relación evoluciona a tal nivel que se pueden poner límites a otras relaciones de la pareja que podrían ser perjudiciales, sin que ello impacte en la relación misma, y eso mismo es una decisión que se tiene que tomar de mutuo acuerdo.
Y creo que es importante "decidir" amar porque luego de la primera etapa de enamoramiento natural, donde uno puede sentir el flechazo al encontrar a su media naranja, con los cosquilleos, la ilusión, la dependencia, etc., será necesario pasar a otra etapa donde el aporte consciente de cada uno es lo que mantiene o permite que se desarrolle aún más el amor, y ese paso que hay que dar es la DECISIÓN, que normalmente se da cuando uno se casa, porque es para toda la vida. Creo que al igual que con otras tradiciones muy antiguas, nuestros pensadores antepasados ya habían evaluado todo este proceso y por eso es que en todas las religiones existe el casamiento como el comienzo de la unión eterna entre dos personas, no sólo es la formalidad ante nuestro entorno en sus distintas perspectivas sino que es el gran paso nuestro que da comienzo a la formación de una nueva familia.
Cuando uno decide amar, todo se hace más fácil...las peleas tontas terminan más rápido, es más fácil que crezca el amor (claro si la decisión también la tomó la otra persona), es más fácil resolver las discrepancias más grandes, no hay problemas que no tengan solución, crece el respeto y crece el cariño. Porque cuando uno decide hacer una cosa y lo decide en serio, lo hace contra toda dificultad, si hay obstáculos los sobrepasamos, si alguien se quiere interponer lo ignoramos, no importa si no tenemos cosas materiales o si no tenemos tiempo, buscamos la forma de conseguir lo que necesitamos para lograr lo que hemos decidido alcanzar, y en el caso del amor el objetivo es amar para toda la vida. Por eso es que cuando uno se casa y jura amar, respetar, proteger, etc. a la otra persona para toda la vida, debe hacerlo consciente de que lo podrá cumplir, y si uno ya tomó la decisión previa de hacerlo, puede jurar ello con la seguridad de que lo hará porque la decisión anteriormente tomada también nos da seguridad de que se hará.
Pero también creo que esta decisión también se puede tomar luego del casamiento, incluso luego de tener hijos, porque a veces no hemos sido conscientes de que era necesario tomar esta importante decisión, la decisión de nuestras vidas, la de amar. Nunca es tarde siempre que cumplamos los requisitos. Como cuando decidimos hacer algo que siempre quisimos y nos faltaba algo, a veces ese algo sólo era decisión, porque los requisitos que nos pone la vida para hacer algo son tan básicos y no implican nada material. Incluso cuando en un momento no se cumplen todos los requisitos, eso no quita que luego se puedan cumplir luego de haber trabajado en ello. A veces el gran dilema está sólo en que la otra parte también quiera tomar la decisión, por eso lo importante de los requisitos para poder conversar abiertamente del tema con la otra parte de la relación, nunca es tarde y si lo es, también se puede tomar la decisión de dejar de amar, pero al igual que la otra decisión, esta debe tomarse siendo consciente y después de meditarlo mucho, sin que haya otros sentimientos que influencien, como dije al principio, el amor es inteligente, y no se puede tomar una decisión inteligente con sentimientos exacerbados o elevados, debe hacerse calmados y si es necesario que pasen meses, pues es necesario.
En resumen, el amor puede ser algo que trasciende al tiempo y espacio, pero amar es sólo otro verbo más que implica una acción y como tal se puede realizar dicha acción de manera consciente o inconsciente, por ende, la acción de amar es algo controlable, que se puede hacer en mayor o menor medida como una suerte de alimentar el amor, que se puede hacer o deshacer en cualquier momento, y para ello, como toda acción se debe tomar la decisión de hacerlo o no, o por lo menos el hecho de realizar dichas acciones de manera consciente es mejor. El amor entre dos personas trasciende pero el hecho de amar de cada una de las partes es la acción que realiza en cada momento respecto del amor que existe entre ambos, lo diferente a otras acciones es que a veces la acción impacta no sólo sobre la parte de lo ejecuta sino también en el amor que siente la otra parte, es decir, amor no sólo implica la acción de dar amor sino también en el sentir como cuando se siente un olor, es una experiencia física y mental y uno tiene que tener claro que es así desde el otro lado también para saber que sus actos repercuten en el sentir y el accionar de la otra persona y todo ello impacta en el amor que hay dentro de la relación. 

No hay comentarios: