martes, 20 de marzo de 2018

Mi oportunidad es Tú Oportunidad...y viceversa

Hola Joaquín y Maya, estas palabras se las escribo a ustedes pero las comparto por si le sirven a alguien más, la verdad en alguna parte de mi temprana juventud yo decidí que iba a ser padre, que iba a priorizar la familia ante todo. Siempre quise ser científico, filósofo o doctor pero cada vez que analizaba la vida de estos personajes encontraba que su dedicación a su profesión era tanta que dejaban de lado a sus familias, no hablo de las personas que no le dan tiempo a sus familias por trabajos que los absorben o que se dejan ser absorbidos por los mismos por el miedo de no saber cómo llevar a una familia, sobre todo cuando hay niños; hablo de los grandes personajes que hicieron historia, cuya profesión era más que vocación, yo quería descubrir muchas cosas, construir cosas para el futuro y ser recordado como un gran personaje. Pero todo eso se derrumbaba cuando descubría cómo dichos personajes manejaron sus familias y sobre todo a sus hijos. Puede ser porque tal vez hubiese querido tener una familia normal, pero ¿quien lo tiene, no?. En ese momento tomé la decisión de no ser así, no dejaría de lado a mi familia por nada del mundo, ni por dinero ni por mis pasiones o hobbies, mis hijos siempre tendrían lo que yo no tuve: un papá y una mamá sólo para ellos. A partir de ese momento cada paso que daba en mi vida tenía que cumplir ese requisito, traté de hacer lo que siempre te dicen: siempre hay tiempo para todo, sólo es cuestión de organizarse; y la verdad, no pude hace hacerlo, cada vez que me dedicaba profundamente a una de mis vocaciones me daba cuenta que el camino por donde iba me dejaba muy poco tiempo a mi lado personal y familiar, así que en otro punto de mi vida saliendo de la adolescencia tuve que tomar otra decisión, elegir la carrera que sería para toda la vida, así que elegí la que me gustaba pero que podía controlar y donde no había mucho por descubrir, era más bien inventar con lo que ya se tenía. Hasta este punto les puedo decir que creo que retomaré mis hobbies cuando me jubile pero la verdad no me arrepiento de esas decisiones, tal vez de otras muchas decisiones sí me haya arrepentido pero de éstas no, no se olviden que no está mal arrepentirse, eso significa reconocer los errores propios y que probablemente los corrijamos o que no volveremos a cometerlos.
Saben, otra cosa que me reforzó esta decisión fue la experiencia de ver cómo la forma de crianza en otras partes del mundo tenía resultados muy positivos para las personas. Ver que el hecho de que los padres le den más tiempo en los primeros años de vida tenía un alto impacto en el desarrollo de las personas; y claro, comparando con mi experiencia personal -a pesar que mi mamá hizo lo imposible para poder cubrir el rol de mi papá- siento que sí hubo un efecto el hecho de no contar con una relación más cercana con mi papá, esa figura paterna que me hubiese gustado tener y que -por temas como el machismo, entre otros- no pude.
Entonces, por toda la experiencia propia y ajena noté que a veces pasa que las personas no ven el origen de sí mismos, para bien o para mal, y les niegan de manera inconsciente a sus hijos una mejor vida aunque sí lo desean; como por ejemplo cuando una persona que siempre tuvo a sus papás juntos, llega a tener una relación con hijos y luego se separa sin hacer mucho esfuerzo por la relación, sin saber el gran daño que les causan a sus hijos; o los que tuvieron a papás normales y luego quieren formar familias con un enfoque distinto como las parejas del mismo sexo que adoptan hijos; o las personas que tuvieron familias con estructuras complicadas o con problemas que llevan las mismas complicaciones a sus nuevas familias. Todo esto denota que siempre se puede mejorar pero sobre todo no podemos negar a nuestros hijos lo bueno que tuvimos, eso por lo que nuestros padres siempre se esforzaron por darnos -y no hablo de lo material- sino la perseverancia, la constancia, el esfuerzo, la actitud ante las situaciones de la vida que ellos hicieron por nosotros y ante nosotros, y que a veces dejamos de verlos en nuestra etapa de juventud por nuestro desorden hormonal temporal pero que a pesar de todo siempre lo hacen por nosotros; esas cosas son las que debemos interiorizar y darnos cuenta que gracias a ello es que somos quienes somos y que aún así hay cosas por mejorar, porque los padres no son perfectos, pero sí lo intentan con nosotros, aunque sobre toda la perfección que puedan intentar está su humanidad y a veces algunos no lo controlan por momentos o por períodos o por largo tiempo, eso no deja que sean nuestros padres y justamente eso es lo que de alguna manera nos hace ser quienes somos, por lo menos en la primera etapa de nuestras vidas. Con el tiempo -ya luego de la madurez- somos quienes somos por decisión propia, pero qué gran base es lo que son nuestros padres y nos ayudan mucho mucho cuando ellos hacen las cosas correctas o por lo menos lo intentan.
Saben, siempre pensé que las oportunidades que nos dan y las que tomamos son las que marcan la diferencia dentro de cada persona; pero antes pensaba que las oportunidades eran los estudios, las carreras, los cursos, las clases especiales, los talleres, las charlas, todos esos lugares o momentos donde adquirimos nuevos conocimientos o nuevas habilidades, ahora tengo la convicción de que la mejor oportunidad que podemos darles a nuestros hijos es el tiempo, nuestro tiempo, nuestra compañía, nuestra interacción con ellos, nuestra conversación, nuestras muestras de cariño, nuestra actitud frente a los problemas, nuestro apoyo en los momentos de inseguridad, nuestra fuerza interior en los momentos de ira o de molestia, nuestra negativa a cosas que pueden hacerles daño, nuestra calma ante los desastres que puedan hacer, nuestra perseverancia y tranquilidad a los intentos fallidos, nuestra sonrisa en los momentos de aprendizaje, nuestra risa en los momentos de juego o relajación, nuestras habilidades en las situaciones nuevas, incluso los momentos de silencio y contemplación, todo eso son las mejores oportunidades que podemos darles a nuestros hijos, y muchas veces hay que dejar otras cosas para poder darles eso -priorizar, como dice tu mamá-, sólo hay que ser consciente de esto para poder darnos cuenta. La idea de tener más oportunidades no es competir con los demás, la idea es ser mejores nosotros mismos sin dejar de ayudar o apoyar a los demás, sin dejar de lado la sociedad que nos rodea, es más, parte de la mejora interna de cada uno es justamente el nivel de relación que tiene con el entorno en toda su amplitud (personas, naturaleza, ciudad, etc.). Y sin querer queriendo, esa intención y acciones que realizamos para darle a nuestros hijos esas oportunidades, en realidad nos ayudan de manera inimaginable a nosotros mismos, pero eso sólo lo verán cuando lo hagan, porque seguramente a cada uno le ayudará en lo que no tuvo o tenía por mejorar y no lo sabía, incluso a los que se analizan como yo les puede sorprender las cosas de las que no se habían percatado pero que había mucho por mejorar.
Para terminar, les contaré que tengo pocos recuerdos de mi infancia, pero de todos ellos, los que más recuerdo con mucho cariño, y tal vez añoranza, es que era casi rutina que al salir del colegio, siempre me esperaba mi mamá haciendo el almuerzo y mientras ella cocinaba yo me sentaba en la mesa donde ella preparaba todo y allí me preguntaba cómo me había ido, y yo le contaba todo y ella siempre terminaba con algún consejo, pero era tan rutinario que no recuerdo ninguna de las miles de conversaciones particularmente sino sólo del hecho que lo hacíamos y en el proceso me dejaba algo que hacer: pelar las habas, la zanahoria, la papa; lavar el arroz, la quinua, las verduras; picar la vainita, la lechuga; y tantas otras cosas que también fue parte de mi aprendizaje. Para ello ella tuvo que tomar el horario nocturno para trabajar y estar más tiempo con nosotros, y en el día se las arreglaba para hacer algún tipo de negocio que le permitiera tener algo más de ingresos en los momentos que no estábamos, como en la mañana después de hacer el desayuno y de que todos íbamos al colegio, o en la tarde luego del almuerzo y todos nos íbamos a dormir o a jugar; tantas cosas que hizo sólo para estar esos momentos con nosotros. Creo que a pesar de las necesidades que teníamos cubrió lo necesario porque nunca sentí que me faltara tiempo con ella o con la familia y nunca sentí que me faltaran cosas materiales, claro hasta la adolescencia donde uno quiere todo lo que no tiene y cree que le falta todo; aún así ella hizo todo lo posible por darnos eso también y cuando ya fui consciente de ello la verdad ya no fue tan necesario y estaba tranquilo con lo que tenía. Todas esas oportunidades que me dio mi mamá son las que ahora les quiero dar a ustedes, y claro con algo más adicional. Además de ello creo que igual dejaré mi aporte a la humanidad aunque tal vez no con algún invento genial que cambie la trayectoria del mundo pero sí con el impacto que me interesa que tenga. El mundo de todas formas crecerá, el problema en este momento es que casi se ha perdido todo lo aprendido de nuestra humanidad por miles de años y que antes se transmitía de padres a hijos, porque claro, como ahora la tecnología transmite mejor toda la información técnica, creemos que eso lo reemplaza, pero hay mucha información no técnica que puede terminar de perderse si no hacemos algo por retransmitir, eso es lo más valioso en este momento que podemos obtener de las personas mayores, eso está en poca medida en Internet así que lo mejor que podemos hacer es tratar de capturarlo antes que las personas de mayor edad ya no estén con nosotros y se termine de perder esa experiencia, de miles de años en algunos casos; allí también hay muchas oportunidades.

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